La noticia sacudió al mundo del espectáculo argentino. Este 29 de septiembre de 2025, falleció Adriana Aizenberg, una figura imprescindible del teatro, el cine y la televisión local. A los 86 años, la artista dejó un legado único, marcado por una trayectoria extensa y comprometida con la cultura nacional. Su partida genera un profundo vacío en la comunidad artística, que hoy la recuerda no solo como actriz, sino también como una defensora incansable del gremio.
.
Nacida el 1º de diciembre de 1938 en Santa Fe, Adriana dio sus primeros pasos artísticos en el mítico teatro Fray Mocho, protagonizando Historias para ser contadas. Allí comenzó una carrera que la llevaría a convertirse en una figura emblemática del teatro argentino. Formada junto a Augusto Fernandes, fue parte del grupo fundacional de ETEBÁ, junto a referentes como Lito Cruz, Helena Tritek y Héctor Bidonde. Más tarde, integró el elenco estable del Teatro San Martín y colaboró en el grupo Gente de Teatro, dirigido por David Stivel.Su compromiso con el arte se extendió a la defensa de los derechos de los actores. Afiliada al sindicato desde 1964, ocupó cargos de conducción en los años noventa y recibió en 2004 el Premio Podestá a la Trayectoria Honorable, otorgado por Actores y el Senado de la Nación.
Una carrera marcada por la versatilidad
Adriana Aizenberg brilló en diversos formatos artísticos. En teatro dejó una huella imborrable con obras como La señorita de Tacna, Fausto, Seis personajes en busca de un autor, Venecia, El violinista en el tejado, Extraños en un tren y La calle 42.
.
En cine, participó en películas que marcaron época, entre ellas La Raulito, Plata dulce, Mundo grúa, El abrazo partido, Derecho de familia, El amigo alemán y Los delincuentes. En televisión y producciones para plataformas digitales, su versatilidad se destacó con apariciones en ficciones inolvidables como, Signos, Poliladron, Mujeres asesinas, Los exitosos Pells, Vulnerables y Amas de casa.
.

Desde su sindicato expresaron su profundo pesar: enviaron condolencias a la familia y subrayaron el impacto de su legado. La pérdida de Adriana Aizenberg es no solo la partida de una actriz consagrada, sino de una voz activa y comprometida que dejó una marca indeleble en el arte argentino.