Preocupación por Cata Gorostidi. El alarmante detalle que reveló su padre sobre su salud: “Cuando era chiquita…”

Mientras la actual edición de Gran Hermano transita sus últimas semanas, una de las participantes que más controversia ha generado en su regreso a la casa es Catalina, conocida por todos como Cata. Su reingreso al reality no solo desató debates en redes, sino que también encendió la preocupación de quienes siguen de cerca su historia personal. Su salud volvió a quedar en el centro de la escena, y esta vez fue su propio padre quien decidió hablar, compartiendo detalles muy sensibles sobre lo que ella atraviesa.

“Lo único que podés hacer es hacerle la cabeza de que se tiene que tratar”

El testimonio fue brindado en DDM, donde Adrián Gorostidi, papá de Cata, dio a conocer un aspecto íntimo y preocupante de su hija. Sin rodeos, relató cómo comenzó todo:
“Cuando era chiquita, alrededor de los dieciséis años, nosotros no sabíamos de qué se trataba. Ella revolvía la comida y empezó a bajar de peso. Incluso, en ese momento, la llevamos al pediatra de ella y nos explicó que era una anorexia nerviosa”.
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Con una mezcla de dolor e impotencia, Adrián explicó la dificultad de acompañar este tipo de situaciones cuando la persona afectada ya es adulta. “Lo que pasa que cuando son chicos, vos lo llevás de los pelos -expresó el papá de Cata-, pero ahora que es una mujer grande, lo único que podés hacer es hacerle la cabeza de que se tiene que tratar, no queda otra. Es muy angustiante, porque no la podés ayudar de ninguna manera, sólo hablarle… pero no le entra una bala”.
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Las palabras del padre resonaron con fuerza, especialmente cuando se refirió a cómo afecta esto a sus vínculos personales: “La verdad que nosotros, cada vez que inicia una relación, ya sabemos cómo termina, porque siempre es igual, dice que se quiere poner linda y piensa que eso significa pesar tres kilos mojada. Ahora justo está en ese proceso”. Consciente de que no es un camino fácil, cerró con una reflexión profunda sobre lo que desea para su hija:
“Lo ideal sería que haga un tratamiento de una vez y para siempre, pero no es tan fácil”.

 

El caso de Cata no solo pone de manifiesto lo difícil que es luchar contra un trastorno alimenticio, sino también el rol que cumple el entorno familiar en medio de una batalla tan silenciosa como devastadora. Su paso por el reality vuelve a abrir un debate necesario: ¿hasta qué punto la televisión debe intervenir cuando está en juego la salud mental y física de sus protagonistas?

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